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Una familia feliz no necesita consejo.
Su hija fue enviada a USAER, la Unidad de Apoyo a la Educación Regular, y así comenzó el viacrucis donde todos opinaban sobre lo que faltaba en esta familia.
Yo nací en una familia tradicional y exigente en asuntos académicos, principalmente. Por lo tanto, aunque no quisiera, así crecí, y así estaba criando a mi hija Carolina. Cuando ella tenía 5 años, entró a la primaria y, al poco tiempo, empezó nuestro viacrucis: Carolina fue enviada a USAER; las maestras me mandaban a llamar constantemente; las visitas a diferentes lugares para averiguar qué le sucedía a Caro; terapias, psicólogos y, como mencioné anteriormente, ni hablar de las opiniones de la familia. Y así fue durante 5 años más.
Cuando mi hija cumplió 10 años, yo era miembro de un grupo de comerciantes y emprendedores que ofrecían a la comunidad en la que vivimos eventos de entretenimiento gratuito como apoyo, y también para hacernos publicidad a nosotros mismos. En uno de esos eventos conocí a Astrid, que en mi primera impresión, ella me parecía rara, ya que ella es muy expresiva y, por lo tanto, la consideraba alguien a quien yo no podría tratar fácilmente, pero me llamó la atención lo que había leído de "Niñoscopio" y ella es quien está a cargo de ese club (ahora en forma de guía digital incluida en nuestro curso EmpoderaMente. Ver Tienda).
El tiempo pasó hasta que un día me animé a acercarme donde se reunían ya que siempre los veía entre semana haciendo diferentes actividades con sus playeras verde fosforescente y a los niños divertidos.
Recuerdo que entré al lugar y Astrid me recibió cordialmente con una sonrisa, me explicó como era el proceso, de qué trataba y qué era "Niñoscopio" y decidí experimentarlo. A la semana recibí su evaluación, leí varias cosas que ya me habían dicho de Caro, pero también leí cosas que llamaron mi atención y que nunca me habían dicho. Cuando le pregunté a Astrid a cerca de eso, ella me habló de mi hija como nadie me había hablado de ella. Causó una fuerte impresión en mí y me invitó a tomar el entrenamiento de crianza para padres mientras Caro tomaba las actividades para niños.
El tomar el entrenamiento con Astrid, me cambió la forma de ver a mi hija, y la forma de llevar mi vida. Aprendí, entendí y vi muchas cosas de mi hija. También aprendí y cambié cosas a cerca de mi misma. Mi hija ha mejorado bastante en la escuela y en ella misma. Somos felices. Ahora sé que todo está en uno mismo, simplemente, son cosas que no sabemos porque nadie nos las enseña.
